jueves, 14 de abril de 2011

MARCO HISTÓRICO Y CULTURAL

El siglo XX es un siglo de cambio, un periodo en el que se suceden distintas transformaciones en el mundo occidental. Los principales acontecimientos acaecidos fueron las dos guerras mundiales, la Revolución rusa y la guerra fría. Empecemos pues un viaje a través de la historia del S.XX. Desde el comienzo de éste hasta la Primera Guerra Mundial se desarrolla un periodo de expansión económica y esplendor artístico: la belle époque. Se desarrollan los movimientos obreros, y los intelectuales viven la “crisis de la conciencia burguesa”. Finalmente llega la Primera Guerra Mundial, un conflicto armado internacional empezado en 1914 derivado de las luchas coloniales y que finalizará en 1918 con el Tratado de Versalles, un duro golpe para los alemanes, perdedores de la guerra, una herida que facilitará la aparición de los movimientos nacionalistas totalitarios como el nazismo. Es en este momento donde los Estados Unidos entran en el panorama internacional para posteriormente desarrollarse como superpotencia. Una vez finalizada la guerra se desarrolla un periodo de esplendor económico, los “felices años veinte” que culminarán con la Gran Depresión en 1929. Fruto de este periodo de inestabilidad empiezan a triunfar los totalitarismos. Posteriormente se inicia la Segunda Guerra Mundial, en 1939 y finalizada en 1945. Hay que situar sus precedentes en la política expansionista del nazismo, que buscaba la implantación de un nuevo orden político fascista en toda Europa, a partir del cual Alemania se convertiría en potencia hegemónica mundial. Hitler utilizó hábilmente las deficiencias del tratado de Versalles (1919-20) para movilizar el pueblo alemán a su favor y para fomentar, una vez en el poder (1933), la inquietud política en todo el continente. La invasión de Polonia provocaría la generalización del conflicto armado. La intervención de Estados Unidos pone fin a la guerra con las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, iniciándose así la era nuclear. Y después de la Segunda Guerra Mundial se inicia la Guerra Fría, fruto de la división del mundo occidental en dos bloques antagónicos: el capitalista y el socialista, que compiten en la carrera armamentística y espacial. Finalmente en las décadas de los 60 empieza un periodo de distensión y se empieza a desarrollar la sociedad de consumo, que traerá consigo nuevos movimientos críticos plasmados en la revuelta del Mayo del 68 en Francia. La década de 1970 propicia un cierto conservadurismo, el escepticismo del llamado espíritu posmoderno. Finalmente en los años 80 se inicia un periodo de degradación de la unidad de la URSS, y que culminará con la desaparición del muro de Berlín (1989), la unificación alemana (1990) y la caída soviética. El S. XX culmina con desigualdades y conflictos armados, y la innovación en el ámbito científico y tecnológico.
La Guerra Civil española (1936-1939) marca profundamente el siglo XX. En torno a ella se configuran los periodos históricos de la centuria: de 1900 a la Guerra Civil (1900-1936) se suceden la Regencia de María Cristina, el reinado de Alfonso XIII, la dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República; tras la Guerra Civil, se distingue entre el franquismo (1939-1976) y la democracia. La Restauración de la monarquía borbónica finaliza en 1902 con la regencia de María Cristina. En este período, España pierde las últimas colonias: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Después se sucede el reinado de Alfonso XIII (1902-1931), marcado por las distintas problemáticas sociales, entre patronal y sindicatos obreros. En este período nos encontramos con la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), iniciado con un golpe de estado que suspende la Constitución y las libertades políticas, y que culmina con la victoria de los partidos republicanos y la consiguiente proclamación de la República y el exilio del rey. La Segunda República (1931-1936) es un periodo de gran inestabilidad, con luchas entre los grupos conservadores y los sociales radicalizados. En medio de este clima político se inicia la Guerra Civil (1936-1939), la rebelión militar contra el gobierno republicano. Tras la Guerra Civil y la pérdida del bando republicano sobre el nacional encabezado por el Generalísimo Francisco Franco se inicia el Franquismo, en el que se distinguen dos etapas: las décadas de 1940 y 1950 con un clima de posguerra y aislamiento internacional, con un totalitarismo que ejerce una gran represión política, y, a partir de la década de 1960 el desarrollo económico y la posterior liberalización. Tras la Transición (1975-1978) en la que se pacta la aceptación de la monarquía y la redacción de la Constitución (1978) se inicia la Democracia, con elecciones democráticas y la integración hacia Occidente.   
En el siglo XX pueden señalarse tres corrientes de pensamiento: el existencialismo, el psicoanálisis y el marxismo, tendencias no excluyentes y que en ocasiones se mezclan. El existencialismo es aquel movimiento filosófico que se puede caracterizar, más allá de la diversidad de formas en que se manifiesta, por la afirmación de que la existencia es previa, al menos ontológicamente, a la esencia. Como corriente filosófica, el existencialismo surgió entre las dos guerras mundiales, pero se desarrolló, sobre todo, durante los años cuarenta y los años cincuenta, y encontró en la literatura (J.-P. Sartre, A. Camus) el medio de una rápida expansión que lo hizo pronto corriente dominante y aun de moda en todas partes. Fue expresión de un cansancio ante el esencialismo dominante en la historia de la filosofía occidental y, al mismo tiempo, de un desengaño ante el optimismo científico y humanista de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y se puede encontrar las raíces en la filosofía antihegeliana de S. Kierkegaard. Bien que se suele distinguir un existencialismo francés (Sartre, Camus, Marcel) y otro de alemán (M. Heidegger, K. Jaspers), o un existencialismo ateo y otro cristiano (G. Marcel, K. Jaspers), ambas divisiones son bastante discutibles, y algunos de los propios interesados ​​se han opuesto a ser incluidos bajo la denominación común de existencialismo. El existencialismo considera que el individuo, abocado a la muerte que le llevará a la nada, debe construir su destino en cuando no haya valores estables; de ahí surge el sentimiento de angustia y desesperación ante la libertad y el sufrimiento. El existencialismo influirá en el arte, dando lugar al arte existencial. Algunos autores representativos son Franz Kafka, Jean-Paul Sartre y Albert Camus, y en España escritores de la Generación del 98 (Unamuno, Baroja…) y de la posguerra (Dámaso Alonso, Cela…). Por otra parte el psicoanálisis de Sigmund Freud descubre la existencia del subconsciente, fuente de los impulsos reprimidos por las normas sociales o morales. El subconsciente se manifiesta mediante símbolos cuando la razón no ejerce su control, como en los sueños. El interés por el subconsciente y la búsqueda de innovaciones darán lugar al arte experimental, la cual culmina en las vanguardias de las décadas de 1920 y 1960. La literatura experimental se desarrolla en los años veinte, en poetas (Apollinaire), novelistas (Joyce) y dramaturgos (Artaud); en los años 50, en el “teatro del absurdo”, y a partir de 1960 y 1970, en las corrientes contraculturales, con la objeción a la sociedad de consumo. En España, el vanguardismo influyó en la Generación del 27 y a partir de la década de 19670. Luego encontramos el marxismo, basado en el pensamiento de Karl Marx, con una interpretación materialista y científica del funcionamiento social. Considera que una sociedad se define por su modo de producción económico, y que evoluciona mediante la lucha de clases. Para el marxismo, el comunismo supone el estado último de la evolución social, la disolución de la propiedad y las clases sociales. A finales del siglo XX, frente a las interpretaciones científicas o racionalistas, nacen otras tendencias más escépticas o relativistas: el pensamiento moderno o posmoderno, que admite la limitación de lo racional para interpretar el mundo. El marxismo influirá en el denominado arte social, una denuncia frente a los distintos problemas sociales o políticos. Durante la Gran Depresión destacaron Brecht y la “Generación perdida americana”; tras la Segunda Guerra Mundial, el neorrealismo italiano y el teatro realista de los “jóvenes airados” ingleses. En los países socialistas el máximo exponente es Gorki. En España representan esa corriente los poetas Miguel Hernández y Rafael Alberti, así como los hispanoamericanos César Vallejo y Pablo Neruda. 

EL MODERNISMO Y LA GENERACIÓN DEL 98

El MODERNISMO

El Modernismo se manifiesta como una actitud vital de rebeldía y un afán renovador, tanto social como cultural. Éste movimiento estético se relaciona con la bohemia, que implica un rechazo de las normas sociales y morales, la automarginación, el gusto por la provocación y, sobre todo, el desprecio de la vulgaridad y la mediocricidad. La literatura modernista cuaja sobre todo en la lírica y la prosa poética, con un nuevo lenguaje poético y temas románticos intimistas. El Modernismo en la literatura castellana tiene su origen en Hispanoamérica y, introducido en España por Rubén Darío, va paralelo a la llamada Generación del 98, con la que mantiene puntos de contacto, pero también diferencias fundamentales. Ambos movimientos nacen como un producto de las inquietudes de la época, y sus componentes comparten unas mismas actitudes y preocupaciones por el futuro de España, por el hombre y por la búsqueda de un nuevo estilo. Si la Generación del 98 es un movimiento por encima de todo ideológico y espiritual, el Modernismo es un movimiento esencialmente estético y un reflejo de las corrientes renovadoras europeos, como el parnasianismo y el simbolismo. En América, un grupo de poetas (José Martí, Julián del Casal, José Asunción Silva, Manuel Gutiérrez Nájera, Salvador Díaz Mirón) inician, bajo la influencia francesa, nuevas formas poéticas que serán orientadas por Rubén Darío (Azul, 1888, Prosas profanas , 1896, Cantos de vida y esperanza, 1905) y constituirán una auténtica revolución en la poesía castellana. Sus rasgos principales son una revalorización de la música del verso, la utilización del alejandrino francés y una ampliación de las formas métricas tradicionales, y en el aspecto interno, una refinada sensibilidad para la percepción de la belleza, la devoción por el arte, un gusto por el exotismo y la fantasía, una exaltación de la naturaleza y un inconformismo acentuado, con formas exageradas de vida bohemia y actitudes audaces. Entre los poetas modernistas figuran Manuel Machado, Francisco Villaespesa, el canario Tomás Morales y Eduard Marquina, no hay que olvidar, aunque, el extraordinario estilo modernista de Valle-Inclán, y como aun Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez se sintieron tentados por la nueva estética. Entre los americanos seguidores de Rubén Darío, cabe mencionar Guillermo Valencia, Leopoldo Lugones, Amado Nervo, José Santos Chocano y Julio Herrera y Reissig.


EL GRUPO DEL 98 O LA “GENERACIÓN DEL 98”

La Generación del 98 es el nombre dado al grupo de intelectuales españoles surgido a finales del siglo XIX y principios del XX, caracterizados inicialmente por la contestación a la España de la Restauración. La pérdida de las últimas colonias en 1898 se convirtió en simbólica de la decadencia del país y del rechazo que esta provocaba en el grupo. Se suele incluir, entre los miembros más representativos, los escritores Azorín y Miguel de Unamuno, el novelista Pío Baroja, el filósofo Ramiro de Maeztu, el poeta Antonio Machado y el dramaturgo Jacinto Benavente. Con menos frecuencia, están citados también Ramón María del Valle-Inclán, y los poetas Rubén Darío y Juan Ramón Jiménez. Se lo asocia pintores como Darío de Regoyos, Ignacio Zuloaga y José Gutiérrez Solana. El concepto de generación, ampliamente difundido por Azorín, ha sido a menudo puesto en duda debido a la heterogeneidad de los miembros del grupo, tanto a edad como, sobre todo, por las orientaciones ideológicas, de expresión y de intereses. Sin embargo, algunos rasgos más o menos comunes les dan una cierta unidad: así, en la trayectoria de muchos de estos intelectuales se puede constatar una primera etapa de reformismo radical o incluso revolucionaria, que duró hasta aproximadamente el año 1905 y que dio paso a la integración en la vida cultural española de la época, circunstancia que los decantó hacia un conservadurismo declarado (Azorín) o un individualismo anarquizante y apolítico (Baroja). La actitud contemplativa, en muchos casos nihilista, y la falta de voluntad de intervención en la realidad se reflejó en la preponderancia del irracionalismo a las manifestaciones de estos autores, que se movieron entre el esteticismo, la elucubración metafísica (Unamuno) o la acción por la acción (Baroja). En el terreno de los contenidos, constituye un tema recurrente la mitificación de una cierta idea de España, la espiritualidad dolida de la que reivindicaron como signo de identidad frente al cientifismo y del progresismo de carácter europeísta. Esta concepción de España fue identificada con Castilla, la historia, el paisaje, el carácter y la lengua de la que la Generación del 98 revisó o recreó con una dosis considerable de nostalgia. La relación de estos intelectuales con los pueblos no castellanos del estado fue ambivalente ya veces de clara animadversión. En el caso de Cataluña, los contrastes (bien patentes en las controversias entre J. Maragall y Unamuno), se acentuaban por la vocación política, positivista y europeísta del catalanismo. Los antecedentes y las fuentes intelectuales de la Generación del 98 son muy diversos: hay relacionarlos, por un lado, con escritores críticos del siglo XIX como Mariano José de Larra y Ángel Ganivet (citado también a menudo como miembro del grupo), con el regeneracionismo de Joaquín Costa (aunque sin el positivismo de éste) y con el Modernismo de final de siglo, pero también con los valores proyectados por la pintura de El Greco y con la mística castellana. Fuera del ámbito hispánico, recibieron influencias de Nietzsche y de Schopenhauer.

NOVECENTISMO Y VANGUARDIAS

Novecentismo

Se inicia después del modernismo, como relevo de los modernistas y noventayochistas. Surge un grupo de jóvenes intelectuales que pretenden la modernización de la sociedad y el acercamiento a Europa. Son conocidos por novecentistas o generación del 14.

Caracteristicas del novecentismo:

Intelectualismo: Sólida formación intelectual que contrasta con la generación anterior.

Europeísmo: Necesidad de modernizar el país y crítica al tradicionalismo.

Presencia en la vida cultural y política: Aprovechan los resortes de poder para influir en la sociedad.

Ideal universalista y preferencia por la cultura urbana

Esteticismo: El arte puro rechaza el sentimentalismo y el grecolatino.

Preocupación formal: Se busca la obra bien hecha en todos los ámbitos.

Generos y autores destacables:

Ensayo y periodismo: Los ensayos tratan de temas variados y se publican como colaboraciones periodísticas.
 Destacan Ortega y Gasset (temas filosóficos) y Eugenio D`Ors (arte)

Novela: Se abandona la novela realista y experimentan nuevos caminos usando el humor, lirismo o intelectualismo.
Destacan Gabriel Miró y Pérez de Ayala y, sobre todo, Juan Ramón Jiménez (Platero y yo).

Poesía:  Los novecentistas rechazan lo romántico y lo sentimental. Aspiran a una perfección fruto de la inteligencia.
 Destaca también Juan Ramón Jiménez (Rimas o En el otro costado).
  
Vanguardias

 Son experimentos artísticos en todos los artes, y proponen un arte radicalmente distinto y original.
 Aparecieron como una revolución estética, que concibe el arte como experimentación y juego.
 Se presentaron como alternativas juveniles rupturistas con un tono provocador.
 Su mayor logro fue la total libertad del artista.

Entre las vanguardias españolas destacan:

Futurismo: Antirromanticismo y antisentimentalismo.

Cubismo: Abandono del punto de vista único, y superpone imágenes de diferentes perspectivas.

Dadaísmo: Propone liberar la fantasía y recuperar el lenguaje incoherente.

Surrealismo: Propone escribir todo aquello que surge en la mente sin censurarlo con la lógica, la moral o la estética.

En España los vanguardistas son pasajeros y la figura más importante es Ramón Gómez de la Serna (Greguerías).

GENERACIÓN DEL 27

En la década de los 20 se instaura en España la dictadura del General  Primo de Rivera (1923-1930).
Surge en esta época una de las generaciones poéticas más brillantes de toda la historia de nuestra poesía. Es la formada por Federico García Lorca, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Emilio Prados, y Manuel Altolaguirre. La Generación fue llamada de 1927 por haber celebrado este año, con fervoroso entusiasmo, el tercer centenario de la muerte de Góngora, afrentándose públicamente por primera vez con la crítica social y académica, que habían ignorado, cuando no atacado, al Góngora de los grandes poemas barrocos.

EL MODERNISMO Y LA GENERACIÓN DEL 98

LÍRICA Y TEATRO



La poesía de la primera generación del siglo XX

La lírica alcanza uno de sus momentos culminantes con el modernismo de Antonio Machado y de Juan Ramón Jiménez, los poetas más valorados junto a Rubén Darío.
El modernismo significa una profunda renovación estética que influye en el estilo y los temas de la poesía, y su esplendor se extiende hasta 1915.
La lírica modernista fue creada por Salvador Rueda, Francisco Villaespesa, Manuel Machado y Eduardo Marquina.
A partir de 1915, cuando el modernismo se agota, la lírica busca nuevos rumbos que marcaran Juan Ramón Jiménez y la Generación del 27.
Otros poetas importantes de principio del siglo XX son: Valle-Inclán y Unamuno, quienes destacan en el teatro y en la novela respectivamente.

Antonio Machado (1875-1939)

Su obra supone la culminación de la lírica de principios de siglo.
Su trayectoria refleja la evolución de la poesía, que va del modernismo simbolista a la búsqueda de nuevas formas expresivas, y su estilo se caracteriza por la sencillez.
Su figura intelectual ejerce una profunda influencia en escritores de 1950 y 1960, por su poesía crítica y su actitud comprometida durante la guerra.
Vida
Nació en Sevilla, proviene de una familia culta y liberal. A los ocho años se trasladó a Madrid y estudió en el instituto-escuela. Vivió una juventud bohemia, es decir “pasota”, a la sombra de su hermano Manuel (más conocido, más simpático, más sociable…). En 1907 empezó a trabajar de profesor de francés en el instituto de Soria; allí se enamoró y se casó con Leonor Izquierdo, quien enfermó y murió al poco tiempo, en 1912. Machado se fue a Baeza (Jaén), y más tarde se trasladó a Segovia y a Madrid. Durante la guerra manifestó su apoyo a la República. Huyó con los numerosos refugiados y murió en el exilio. En sus últimos años, Machado vivió un nuevo amor con la poeta Pilar Valderrama, que aparece en su poesía Guiomar.


Obra
Antonio Machado escribió poesía, prosa y teatro, pero destaca como poeta.
En su trayectoria, se distinguen tres etapas:

La primera etapa, con Soledades (1903) obra ampliada en Soledades, galerías y otros poemas (1907), se inscribe en el modernismo simbolista.
Es una lírica profundamente intimista; el poeta transmite sus sentimientos de tristeza, y llora el vacío de su presente mediante símbolos: la melancolía de las tardes otoñales, las plazoletas...
Machado dialoga consigo mismo o interpreta los mensajes de la naturaleza, como los románticos; es un poeta-médium.
El tema recurrente es el tiempo, la nostalgia del pasado, y la confusión entre el presente y el pasado mediante los recuerdos.
El estilo, dentro del simbolismo, es sencillo y de una sensorialidad poco estridente, de musicalidad suave, apagada y simbólica. La métrica es variada, aunque predominan las formas flexibles (silvas*) y populares (romances**, cuartetas…)
*Estrofa de versos endecasílabos y heptasílabos, que riman sin sujeción a un orden prefijado
**Composición poética de origen español, generalmente en versos octosílabos en la que los pares repiten una misma asonancia, quedando libres los impares

La segunda etapa se inicia con Campos de Castilla (1912). A partir de 1907, con su llegada a Soria, Machado comienza su período menos intimista y más historicista, en el que el paisaje soriano cobra un gran protagonismo. Se señalan entonces coincidencias con el Grupo del 98, ya que comparte las preocupaciones ideológicas y elimina los elementos más esteticistas.
En general, es una poesía más descriptiva, que refleja un paisaje real, la identifican entre Soria-Castilla y España se da habitualmente. En algunos poemas líricos también se produce la identificación entre el paisaje y el alma del poeta; a veces el paisaje provoca una reflexión histórica y crítica sobre la decadencia del presente.
En general, son poemas reflexivos y de estilo más retórico.

En la última etapa publicó Nuevas canciones (1924), una obra que defraudó por su carácter irregular. El aspecto más interesante reside en los Proverbios y los Cantares, composiciones a modo de sentencias o de canción popular con los temas constantes del autor: relativismo, el tiempo…De su última época son también las Canciones a Guiomar, poemas amorosos, y las Poesías de guerra


  
EL TEATRO:

El teatro a principios del siglo XX


En el primer tercio del siglo triunfan varios tipos de teatro: la alta comedia, el teatro poético y el teatro cómico-costumbrista. Todos ellos son variantes del teatro comercial, realista o histórico, alejado de las nuevas corrientes dramáticas que en Europa se desarrollaban con gran vigor: Ibsen, Chejov…
Junto al teatro de gran éxito, se escribieron obras renovadoras que no cogieron el favor del público, por lo que quedaron reducidas a círculos minoritarios. Entre los escritores que experimentan nuevas formas dramáticas en la línea del teatro europeo, se encuentran Unamuno, Azorín y sobre todo Valle-Inclán.

La alta comedia o <comedia burguesa> es un género que se caracterizo por presentar temas de actualidad con una breve crítica y suave ironía y que se expresa con forma elegante y distinguida. El autor con mayor éxito fue Jacinto Benavente que sobresale por la naturalidad de los diálogos.

El teatro poético, que en origen era el teatro modernista, deriva hacia las obras inspiradas en el drama rematico histórico. Destacan Eduardo M. y los hermanos Machado que escribieron conjuntamente drama retóricos y populares

El teatro costumbrista recrea ambientes pintorescos, con tipos populares que emplean un lenguaje casticista. Los costumbristas más sobresalientes fueron Carlos Arniches y los hermanos Serafín y Joaquim Álvarez Quintero.
Otro tipo de teatro humorístico de éxito fue el Pedro Muñoz Seca, creador de astracán, un estilo que basa su comicidad en las situaciones disparatadas y en diálogos absurdos (La venganza de Don Mendo).

Valle-Inclán (1866-1936)     

Valle-Inclán escribió poesía, novela y teatro, y siempre se mantuvo lejos del realismo.
Evoluciona desde el estilo modernista, embellecedor de la realidad, hacia el esperpento, una estética deformadora y desgarrada que se relaciona con el expresionismo, la vanguardia que presenta la realidad, ya que exagera los aspectos más expresivos. El esperpento supuso una
 renovación dramática excepcional, al incorporar la esencia del teatro moderno antirrealista.
Vida
Nació en Villanueva de Arosa (Pontevedra) y murió en Santiago de Compostela poco antes de que empezara la guerra civil. Tuvo una vida aventurera, que el mismo adornaba explicando anécdotas (reales o ficticias).
Abandonó los estudios de derecho para trasladarse a Madrid y después a México, donde trabajo de periodista y se alistó en el ejército. Al volver vivió en Madrid y fue profesor de estética en la escuela de Bellas Artes.
Fue encarcelado por unirse a actividades contra Primo de Rivera.

La narrativa y la poesía

La novela de Valle-Inclán parte de le estética modernista con las Sonatas, un modelo de la  prosa modernista española. Narran las aventuras sentimentales del Marqués de Bradomín.
La etapa intermedia está representada por la triología  La guerra carlista, novela histórica que se desarrolla en una Galicia mítica.
Culmina en el esperpento, con El ruedo ibérico. Por su contenido, es una novela histórica; por su estética, un esperpento, una feroz caricatura de la corte Isabelina.

La poesía se halla reunida en Claves líricas, triología compuesta por Aromas de Leyenda, El pasajero y la pipa de kif. Los primeros libros son modernistas, mientras que el ultimo muestra la estética esperpéntica.

El teatro

Como en los otros géneros, la 1º obra, El marqués de Bradomín, es modernista.
El periodo intermedio agrupa un teatro mítico que presenta personajes arrastrados por grandes pasiones y las farsas, recogidas en el Tablado de marionetas.
Además de renovar la estética, el esperpento, refleja una actitud profundamente critica, en una época, los años 20, en que los noventayochencistas habían abandonado las posturas radicales de la juventud.


EL MODERNISMO Y LA GENERACIÓN DEL 98

NOVELA Y ENSAYO



La narrativa más innovadora de principios del siglo XX procede del modernismo, por parte de Valle-Inclán, y de los noventayochistas Baroja, Unamuno y Azorín.
Sin embargo, la novela que gozó de un público más amplio fue la novela realista y naturalista, heredera de la narrativa del siglo XIX. En esta línea se inscribe la obra de Blasco Ibáñez, quien alcanzó gran éxito con su novela naturalista de tono social.
El ensayo, especialmente el periodístico, fue muy cultivado por autores del Grupo del 98, como Unamuno y azorín. Con ellos, el género ensayístico alcanza un período brillante.


Miguel de Unamuno (1864-1936)
Unamuno fue una personalidad conocida y prestigiosa, un intelectual activo y polémico que vivió intensamente las preocupaciones de su tiempo y las propagó a través de su obra.
Toda su literatura refleja una fuerte personalidad y gira en torno a sus preocupaciones regeneracionistas o existenciales. Por ello, es una literatura en la que predominan las ideas, reflexiva o filosófica, cuyo objetivo es provocar la reflexión del lector mediante un estilo vehemente, ágil y muy expresivo.
Aunque se obra abarca todos los géneros, en su época fue conocido, sobre todo, por sus ensayos y artículos periodísticos.

Vida:
Nació en Bilbao, y en 1891 entró como profesor de griego en la Universidad de Salamanca, de la que posteriormente fue rector entre 1901 y 1924.
Durante la dictadura de Primo de Rivera fue desterrado a Fuerteventura, y desde allí huyó a Francia. Cuando regresó, tras la muerte del dictador, fue nombrado rector vitalicio de la Universidad salmantina y, durante la República, miembro de la Asamblea Constituyente y presidente del Consejo Nacional de Educación Pública. Paro su constante actitud crítica le llevó a adoptar posturas contradictorias en sus últimos años. La política republicana le decepcionó y, en 1936, acogió en su universidad a los mandos franquistas cuando se sublevaron. Pero en el mismo acto de acogida, Unamuno se enfrentó a los militares, y el altercado le costó un arresto domiciliario. En esa situación le llegó la muerte: en plena Guerra Civil, prisionero de los franquistas y repudiado por los republicanos.

Obra:
Unamuno cultivó todos los géneros: la poesía, el teatro, la novela y el ensayo. Pero, por encima de los géneros, sus escritos ofrecen una gran unidad, por la repetición de unos temas y por su estilo tan personal.
Los temas revelan su trayectoria vital: una primera etapa juvenil en la que dominan las preocupaciones regeneraciones, y la evolución hacia el tema existencial-religioso en su madurez. El estilo persigue la expresividad, por ello es de tono apasionado, vivo y directo, con numerosas exclamaciones, interrogaciones y paradojas.


Teatro y poesía:
  • Unamuno crea un teatro filosófico que recuerda la tragedia clásica. Plantea los temas existenciales que le obsesionan de forma directa, reduciendo al mínimo la trama y los personajes, en drama como Fedra, La esfinge, Soledades…
  • La lírica unamuniana trata dos grandes temas: su reacción ante el paisaje y sus preocupaciones existenciales (sobre todo las religiosas). Como en otros géneros, emplea un estilo intenso y al margen de las modas. De su amplia obra poética, destacan: Poesías, Rosario de sonetos líricos y Romances del destierro.
Novela:
La novela de Unamuno recoge exclusivamente los temas que le preocupan y elimina todo lo que no es esencial en el relato. Por ello, es una novela densa, filosófica, esquemática y profundamente apasionada; una nivela, según el autor.
La depuración de elementos produce hallazgos renovadores; por ejemplo, suprime las alusiones al paisaje y a las circunstancias que rodean a los personajes. Éstos, a su vez, manifiestan su conflicto existencial a través de extensos diálogos o incluso del monólogo interior en alguna obra, como en Niebla. Otras novelas interesantes son Paz en la guerra, Amore y pedagogía, La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir. 

Ensayo:
Unamuno es uno de los ensayistas más interesantes del momento. Se expresa siempre en un tono vehemente, pues presenta sus pensamientos como vivencias desgarradoras.
Predominan dos temas: la reflexión sobre España y las preocupaciones existenciales.
  • El tema de España aparece en sus libros de viajes [Por tierras de Portugal y España] y en ensayos de tono más reflexivo. En su primera etapa regeneracionista, Unamuno critica la realidad española, y apuesta por la europeización y el progreso [Entorno al casticismo]. Posteriormente, evoluciona hacia una postura espiritualista, abandona la fe en el progreso, considera la religiosidad como un valor del pueblo hispano y pasa a defender la españolización de Europa.
  • El tema existencial lo plantea en ensayos como Del sentimiento trágico de la vida; desarrolla el conflicto entre el “ansia de inmortalidad”, que apoya la religión, y la razón, que parece oponerse a ese deseo. Ante ese conflicto, propone mantener la pugna entre razón y fe, en una actitud agónica, en la línea de Kierkegaard, quien tanta influencia ejerció sobre él. El autor desarrolla este mismo tema en La agonía del cristianismo.

José Martínez Ruiz, Azorín (1873-1967)
Azorín se inicia en la literatura en la corriente regeneracionista, muy crítica con respecto a la realidad social y cultural. En su juventud, junto a Baroja y Maeztu, formó parte del grupo intelectual que fue decisivo para constituir la Generación del 98. Posteriormente, su evolución le lleva a crear una obra fundamentalmente esteticista y existencial.
Como escritor, se caracteriza por crear un estilo personal, sencillo, preciso y evocador, y por la importancia que adquieren en su obra el tema del tiempo y el peisaje.


Vida:
 José Martínez Ruiz como seudónimo Azorín, el apellido del protagonista de sus primeras novelas. Nació en Monóvar (Alicante), estudió derecho en Valencia y dedicó toda su vida al periodismo y a la literatura.
En su juventud mantuvo una actitud radical cercana al anarquismo; junto a Baroja y Maeztu, con los que formó el grupo de Los tres, firmó manifiestos muy radicales. Más tarde evolucionó hacia posturas conservadoras y tradicionalistas. Fue diputado del partido conservador y subsecretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. En 1924 fue nombrado académico de la lengua. Durante la Guerra Civil vivió en París. Cuando acabó la contienda, regresó a España.

Obra:
La obra de Azorí abarca el ensayo, la novela y el teatro, y toda ella gira en torno al tema del tiempo, su fluir constante, la fugacidad, a la vez, la permanencia de paisajes y sentimientos.
El escritor evoca la realidad fugitiva en tono triste y nostálgico, y realiza abundantes descripciones paisajísticas, fundamentalmente de Castilla. En ella refleja las correspondencias entre el paisaje y el estado anímico del escritor, en general melancólico. Ese rasgo, común a modernistas y noventayochistas, acentúa el lirismo de la descripción.
El estilo de Azorín es un modelo de precisión y claridad; con frases breves yuxtapuestas o unidas por puntos. El detallismo de las descripciones produce la impresión de lentitud. El léxico es muy rico e incorpora arcaísmos. La búsqueda de un estilo propio es una preocupación central de Azorín y, bajo su aparente sencillez, se descubre un estilo muy cuidado.

Teatro:
Azorín pretendió una renovación teatral antinaturalita. Escribió un teatro subjetivo y abierto al inconsciente, cercano al vanguardismo, con obras como Old Spain, Cornedia del arte y la trilogía Lo invisible.

Novela:
 En la novela de Azorín casi no existe argumento, y la narración se reduce a la descripción de sensaciones y de ambientes. Las descripciones son de estilo impresionista, es decir, se yuxtaponen elementos sin enlaces, lo cual proporciona un tono fragmentario a las narraciones. Destacan La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo, conjunto de base autobiográfica protagonizadas por Antonio Azorín, un álter ego [‘otro yo’] del autor.

Ensayo:
En los ensayos culminan los rasgos más característicos de Azorín: la obsesión por el tiempo, la correspondencia entre el paisaje y su estado de ánimo, la melancolía y las descripciones minuciosas y detallistas. Predominan dos temas: el paisaje y la crítica literaria.
  • Los ensayos sobre paisajes españoles reflejan la evolución ideológica del autor. En los primeros, Alma castellana y Andalucía trágica, critica aspectos sociales y políticos de la realidad española, mientras que en los posteriores, como Castilla, muestra su preocupación por la tradición cultural española. Azorín suele revivir el pasado de aquello que describe, las ciudades, sus personajes históricos y literarios, y también la vida cotidiana de las gentes humildes y anónimas.
  • Los ensayos de crítica literaria ofrecen su visión subjetiva de la literatura española. Son interesantes aquellos que reinterpretan a los clásicos: Clásicos y modernos y al margen de los clásicos. En esos ensayos, Azorín divulga el concepto de Generación del 98, a la que caracteriza por su actitud crítica y su preocupación por España.



Pio Baroja (1872-1956)
Baroja es el escritor que mejo encarna el pesimismo de la época. De joven se identificó con un anarquismo sentimental, y fue evolucionando hacia el desengaño y el escepticismo, que se acentuaron con el paso de los años.
Escribió numerosas novelas y también cuentos, memorias y algunos ensayos. Pero destaca como novelista más importante del momento, especialmente brillante en el retrato de personajes, en la descripción de ambientes y en los diálogos.

Vida:
Nació en San Sebastián, en el seno de una familia liberal. Estudió medicina, pero pronto abandonó la práctica médica, y en 1895 se trasladó a Madrid. Allí se relacionó con Azorín y Maeztu, con quienes formó el ya mencionado grupo de Los tres. A partir de entonces se dedicó al periodismo y la literatura, aunque también tanteó la política. Fue elegido miembro de la Real Academia durante la república. Al comienzo de la Guerra Civil, huyó a Francia. Más tarde volvió a España y mantuvo una vida aislada y sedentaria.
De carácter crítico, crispado y sincero, siempre manifestó su disgusto ante la política, la moral y la injusticia social. Al mismo tiempo, fue una persona tímida y sentimental que se interesó por la vida de los humildes, los asociales y marginados. Era un intelectual que despreciaba el intelectualismo y admiraba los caracteres activos, enérgicos y vitalistas. Su evolución ideológica mantuvo siempre una visión pesimista y amarga.

Obra:
Baroja fue sobre todo novelista, aunque también escribió cuentos y ensayos.
Concibe la novela como el género que puede incluir todos los otros géneros: la reflexión fisiológica, la aventura, la descripción, todo absolutamente. Según Baroja, la vida es superior a la literatura, y por eso la escritura debe supeditarse a la vida y reflejarla con el estilo más claro y directo posible. De ahí que en sus novelas se muestre un amplio panorama social, con numerosos personajes, ambientes, reflexiones y anécdotas. Pero, en conjunto, la realidad que recoge Baroja suele estar impregnada de su pesimismo.
  • Los personajes barojianos suelen ser seres asociales o rebeldes. En conjunto, responden a dos tipos de personajes: por una parte, los hombres de acción que luchan para escapar de la mediocridad cotidiana; por otra, los personajes desorientados y abúlicos que son incapaces de actuar. En general, unos y otros acaban fracasando.
  • En los ambientes, predominan los suburbiales, la vida de los humildes y sus problemas sociales, políticos y económicos.
  • El estilo barojiano se caracteriza por la sencillez; recoge la lengua viva y emplea un lenguaje antirretórico, a veces descuidado, de frases y párrafos breves, y de tono ágil y espontáneo. Consigue una narración rápida, unas descripciones expresivas y un diálogo verosímil y vivo.

Novelas:
Baroja clasificó su obra en trilogías, aunque, a veces, las novelas de una trilogía guardan poca relación entre sí. Las más destacadas son las siguientes:
  • La lucha por la vida, formada por La busca, Mala hierba y Aurora roja. Se sitúa en Madrid, en zonas suburbiales, y presenta personajes marginales y obreros que se salvan cuando adquieren conciencia social.
  • La trilogía Tierra vasca reúne La casa de Aizorri, El mayorazgo de Labraz y Zalacaín el aventurero, y sitúa la acción en el País Vasco.
  • En la línea de novela de aventuras se encuentran Las inquietudes de Santi Andía y las Memorias de un hombre de acción, 22 novelas en torno a Eugenio Aviraneta, conspirador y aventurero de principios del siglo XIX.
  • La raza, compuesta por La dama errante, La ciudad de la niebla y El árbol de la ciencia, es una trilogía con poca unidad. El árbol de la ciencia, una de las novelas más interesantes de Baroja, presenta sus inquietudes existenciales a través del protagonista, que es un álter ego del autor.

NOVECENTISMO

Novecentismo es la denominación de un movimeinto estético, inicialmente artístico y literario, pero extendido a otros ámbitos de la cultura. Agrupa a un conjunto de autores situados entre la Generación del 98 y la Generación del 27, por lo que también se identifica con la denominada Generación del 14.
El uso de ambas etiquetas (novecentismo y generación de 1914) no es totalmente intercambiable, puesto que el término novecentismo fue acuñado en catalán por Eugenio d'Ors (noucentisme) con un propósito más restringido al ámbito cultural catalán.
Buscaban la belleza y la perfección formal, con el gusto por palabras arcaicas, referencias clásicas y ritmos armónicos.
Aunque no poseen conciencia de grupo, los novecentistas sí que compartían algunos rasgos coincidentes, entre sí, como su elevada preparación intelectual, su opción por la literatura ensayística, su europeísmo, la obsesión constante por una obra «bien hecha», alejada de cualquier improvisación, y un gran cuidado de la forma

Características del Novecentismo

·Intelectualismo: Sólida formación intelectual que contrasta con la generación anterior.
·Europeísmo: Necesidad de modernizar el país y crítica al tradicionalismo.
·Presencia en la vida cultural y política: Aprovechan los resortes de poder para influir en la sociedad.
·Ideal universalista y preferencia por la cultura urbana
·Esteticismo: El arte puro rechaza el sentimentalismo y el grecolatino.
·Preocupación formal: Se busca la obra bien hecha en todos los ámbitos.
· Huida de los aspectos más nacionalistas de la cultura.        
·Apertura a las corrientes intelectuales europeas y su traslación a España y a los países americanos de habla hispana.


GÉNEROS Y ESCRITORES DESTACABLES

Ensayo y periodismo:
Los ensayos tratan de temas variados y se publican como colaboraciones periodísticas.
                         Destacan Ortega y Gasset (temas filosóficos) y Eugenio D`Ors (arte)
Novela:
Se abandona la novela realista y experimentan nuevos caminos usando el humor, lirismo o intelectualismo.
                         Destacan Gabriel Miró y Pérez de Ayala y, sobre todo, Juan Ramón Jiménez (Platero y yo).
Poesía:
Los novecentistas rechazan lo romántico y lo sentimental. Aspiran a una perfección fruto de la inteligencia.
                           Destaca también Juan Ramón Jiménez (Rimas o En el otro costado).



Características del Novecentismo

·Intelectualismo: Sólida formación intelectual que contrasta con la generación anterior.
·Europeísmo: Necesidad de modernizar el país y crítica al tradicionalismo.
·Presencia en la vida cultural y política: Aprovechan los resortes de poder para influir en la sociedad.
·Ideal universalista y preferencia por la cultura urbana
·Esteticismo: El arte puro rechaza el sentimentalismo y el grecolatino.
·Preocupación formal: Se busca la obra bien hecha en todos los ámbitos.
· Huida de los aspectos más nacionalistas de la cultura.        
·Apertura a las corrientes intelectuales europeas y su traslación a España y a los países americanos de habla hispana.