jueves, 14 de abril de 2011

MARCO HISTÓRICO Y CULTURAL

El siglo XX es un siglo de cambio, un periodo en el que se suceden distintas transformaciones en el mundo occidental. Los principales acontecimientos acaecidos fueron las dos guerras mundiales, la Revolución rusa y la guerra fría. Empecemos pues un viaje a través de la historia del S.XX. Desde el comienzo de éste hasta la Primera Guerra Mundial se desarrolla un periodo de expansión económica y esplendor artístico: la belle époque. Se desarrollan los movimientos obreros, y los intelectuales viven la “crisis de la conciencia burguesa”. Finalmente llega la Primera Guerra Mundial, un conflicto armado internacional empezado en 1914 derivado de las luchas coloniales y que finalizará en 1918 con el Tratado de Versalles, un duro golpe para los alemanes, perdedores de la guerra, una herida que facilitará la aparición de los movimientos nacionalistas totalitarios como el nazismo. Es en este momento donde los Estados Unidos entran en el panorama internacional para posteriormente desarrollarse como superpotencia. Una vez finalizada la guerra se desarrolla un periodo de esplendor económico, los “felices años veinte” que culminarán con la Gran Depresión en 1929. Fruto de este periodo de inestabilidad empiezan a triunfar los totalitarismos. Posteriormente se inicia la Segunda Guerra Mundial, en 1939 y finalizada en 1945. Hay que situar sus precedentes en la política expansionista del nazismo, que buscaba la implantación de un nuevo orden político fascista en toda Europa, a partir del cual Alemania se convertiría en potencia hegemónica mundial. Hitler utilizó hábilmente las deficiencias del tratado de Versalles (1919-20) para movilizar el pueblo alemán a su favor y para fomentar, una vez en el poder (1933), la inquietud política en todo el continente. La invasión de Polonia provocaría la generalización del conflicto armado. La intervención de Estados Unidos pone fin a la guerra con las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, iniciándose así la era nuclear. Y después de la Segunda Guerra Mundial se inicia la Guerra Fría, fruto de la división del mundo occidental en dos bloques antagónicos: el capitalista y el socialista, que compiten en la carrera armamentística y espacial. Finalmente en las décadas de los 60 empieza un periodo de distensión y se empieza a desarrollar la sociedad de consumo, que traerá consigo nuevos movimientos críticos plasmados en la revuelta del Mayo del 68 en Francia. La década de 1970 propicia un cierto conservadurismo, el escepticismo del llamado espíritu posmoderno. Finalmente en los años 80 se inicia un periodo de degradación de la unidad de la URSS, y que culminará con la desaparición del muro de Berlín (1989), la unificación alemana (1990) y la caída soviética. El S. XX culmina con desigualdades y conflictos armados, y la innovación en el ámbito científico y tecnológico.
La Guerra Civil española (1936-1939) marca profundamente el siglo XX. En torno a ella se configuran los periodos históricos de la centuria: de 1900 a la Guerra Civil (1900-1936) se suceden la Regencia de María Cristina, el reinado de Alfonso XIII, la dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República; tras la Guerra Civil, se distingue entre el franquismo (1939-1976) y la democracia. La Restauración de la monarquía borbónica finaliza en 1902 con la regencia de María Cristina. En este período, España pierde las últimas colonias: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Después se sucede el reinado de Alfonso XIII (1902-1931), marcado por las distintas problemáticas sociales, entre patronal y sindicatos obreros. En este período nos encontramos con la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), iniciado con un golpe de estado que suspende la Constitución y las libertades políticas, y que culmina con la victoria de los partidos republicanos y la consiguiente proclamación de la República y el exilio del rey. La Segunda República (1931-1936) es un periodo de gran inestabilidad, con luchas entre los grupos conservadores y los sociales radicalizados. En medio de este clima político se inicia la Guerra Civil (1936-1939), la rebelión militar contra el gobierno republicano. Tras la Guerra Civil y la pérdida del bando republicano sobre el nacional encabezado por el Generalísimo Francisco Franco se inicia el Franquismo, en el que se distinguen dos etapas: las décadas de 1940 y 1950 con un clima de posguerra y aislamiento internacional, con un totalitarismo que ejerce una gran represión política, y, a partir de la década de 1960 el desarrollo económico y la posterior liberalización. Tras la Transición (1975-1978) en la que se pacta la aceptación de la monarquía y la redacción de la Constitución (1978) se inicia la Democracia, con elecciones democráticas y la integración hacia Occidente.   
En el siglo XX pueden señalarse tres corrientes de pensamiento: el existencialismo, el psicoanálisis y el marxismo, tendencias no excluyentes y que en ocasiones se mezclan. El existencialismo es aquel movimiento filosófico que se puede caracterizar, más allá de la diversidad de formas en que se manifiesta, por la afirmación de que la existencia es previa, al menos ontológicamente, a la esencia. Como corriente filosófica, el existencialismo surgió entre las dos guerras mundiales, pero se desarrolló, sobre todo, durante los años cuarenta y los años cincuenta, y encontró en la literatura (J.-P. Sartre, A. Camus) el medio de una rápida expansión que lo hizo pronto corriente dominante y aun de moda en todas partes. Fue expresión de un cansancio ante el esencialismo dominante en la historia de la filosofía occidental y, al mismo tiempo, de un desengaño ante el optimismo científico y humanista de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y se puede encontrar las raíces en la filosofía antihegeliana de S. Kierkegaard. Bien que se suele distinguir un existencialismo francés (Sartre, Camus, Marcel) y otro de alemán (M. Heidegger, K. Jaspers), o un existencialismo ateo y otro cristiano (G. Marcel, K. Jaspers), ambas divisiones son bastante discutibles, y algunos de los propios interesados ​​se han opuesto a ser incluidos bajo la denominación común de existencialismo. El existencialismo considera que el individuo, abocado a la muerte que le llevará a la nada, debe construir su destino en cuando no haya valores estables; de ahí surge el sentimiento de angustia y desesperación ante la libertad y el sufrimiento. El existencialismo influirá en el arte, dando lugar al arte existencial. Algunos autores representativos son Franz Kafka, Jean-Paul Sartre y Albert Camus, y en España escritores de la Generación del 98 (Unamuno, Baroja…) y de la posguerra (Dámaso Alonso, Cela…). Por otra parte el psicoanálisis de Sigmund Freud descubre la existencia del subconsciente, fuente de los impulsos reprimidos por las normas sociales o morales. El subconsciente se manifiesta mediante símbolos cuando la razón no ejerce su control, como en los sueños. El interés por el subconsciente y la búsqueda de innovaciones darán lugar al arte experimental, la cual culmina en las vanguardias de las décadas de 1920 y 1960. La literatura experimental se desarrolla en los años veinte, en poetas (Apollinaire), novelistas (Joyce) y dramaturgos (Artaud); en los años 50, en el “teatro del absurdo”, y a partir de 1960 y 1970, en las corrientes contraculturales, con la objeción a la sociedad de consumo. En España, el vanguardismo influyó en la Generación del 27 y a partir de la década de 19670. Luego encontramos el marxismo, basado en el pensamiento de Karl Marx, con una interpretación materialista y científica del funcionamiento social. Considera que una sociedad se define por su modo de producción económico, y que evoluciona mediante la lucha de clases. Para el marxismo, el comunismo supone el estado último de la evolución social, la disolución de la propiedad y las clases sociales. A finales del siglo XX, frente a las interpretaciones científicas o racionalistas, nacen otras tendencias más escépticas o relativistas: el pensamiento moderno o posmoderno, que admite la limitación de lo racional para interpretar el mundo. El marxismo influirá en el denominado arte social, una denuncia frente a los distintos problemas sociales o políticos. Durante la Gran Depresión destacaron Brecht y la “Generación perdida americana”; tras la Segunda Guerra Mundial, el neorrealismo italiano y el teatro realista de los “jóvenes airados” ingleses. En los países socialistas el máximo exponente es Gorki. En España representan esa corriente los poetas Miguel Hernández y Rafael Alberti, así como los hispanoamericanos César Vallejo y Pablo Neruda. 

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